lunes, 26 de enero de 2009

LA CIUDAD

I
La silueta de la ciudad aun no se dispersa, todo esta retóricamente iluminado.
No creas lo que te dice el viento con su perverso susurro angelical,
pon atención a los perros vagabundos, con sus ojos tristes y su hocico atento ellos comprenden muy bien el sentido de la nostalgia.
Siempre seremos perros, sigilosos, vagabundos y desnudos:
todos esperamos el ocaso.


II
El día es un rojo constante.
La ciudad se divide en colores, el cielo me aplasta.
A mi lado el camino más largo en el desierto.



Andrea González

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