jueves, 26 de julio de 2007

Todavía te debo un poema chico parra

Todavía te debo un poema chico parra

Todavía recuerdo como si fuese ayer el último verano que pasamos con el chico parra,

Fue el ultimo verano de el antes de su desafinada y afilada muerte, llegamos con pachanga, donde el parra ya estaba instalado (gracias a esto no pagamos ni uno por instalar nuestra carpa-pocilga) con sus amigos que no nos dieron la mejor de las bienvenidas ni nos saludaron con la mejor de las caras, pero el parra, bueno que puedo decir, se sintió feliz pues sabia que con nosotros se venia la carrumba y el desorden, yo llegué con un par de pesos y unos 20 gramos de prensao que nosotros, en la postura mas graciosa que tuvimos, consumíamos dentro de una carpa, solo con las cabezas afuera para poder jotear, en pleno día y sol que todo lo acusa, habían varias minas ricas y volaos se veían mas ricas aun, en la noche era diferente por que podías fumar donde quisieses, la noche nos oculta.

Parra había estado por esos lugares el anterior verano y conocía a una de 3 hermanas, justo tres, justo justo tres para el trío ternura, de Antofagasta y que iban para allá cada verano para laburar en un kiosco que tenia su madre, creo que de arriendo de quitasoles y cosas por el estilo, eso no lo recuerdo muy bien, lo que si recuerdo es que las hermanas eran bastante guapas pero nunca llegamos mas allá que unos intercambios de palabras y a compartir una que otra chela y pitillo de marihuana, por labia no nos quedábamos y conocimos a unos 3 grupos de minas, investigamos la ciudad de día y de noche, de día nos dedicábamos a hacer compras y turistiar. Nuestro presupuesto no alcanzaba para mucho, solo para comprar lo básico, asi que nos metimos a un supermercado a comprar lo que pudiésemos, ninguno de los tres tenia habilidad para el robo así que descartamos eso, pero mientras recorríamos el supermercado con una exagerada calma, ya que nada nos apuraba, pachanga y yo nos percatamos que este gueon empezaba a sacar leches de esos envases personales y se los mandaba al toque, blits y cosas de esas y los envases vacíos los dejaba por ahí, al lado de cualquier guea, un envase por los detergentes, otro envase en las galletas y otro en los licores y ante la risa de nosotros el solo nos decía, “si la técnica de esto consiste en tomárselas como si nada, como si las fueras a pagar” y se chantaba el ultimo cuando ya nos dirigíamos a la caja, cuando fuimos a pagar llego un guardia con unos tres envases vacíos de las lechecitas y le dijo a la cajera “cóbrales esto también”, como yo era el que pagaba y me daba un poco de rabia que el parra se siguiera cagando de risa mientras todo esto pasaba, les dije a la cajera y al guardia que ni guea pagaba esas gueas, yo pago lo que compro y nada mas, y empezó el alegato al final el parra tuvo que admitir que se había tomado solo una y que solo una iba a pagar y como el súper solo contaba con guardias, guardias que ni siquiera usaban trajes de guardia, no podían comprobar cuanto había consumido el chico así que dejaron que pagáramos uno solo y nos fuimos, cagaos de risa a buscar un lugar donde pudiésemos fumar algo tranquilo, no muy lejos de allí.

Por la noche nos sorprendimos y maravillamos en una plaza llena gente donde muchos bebian ahí mismo, algo por nosotros, o al menos por mi, nunca visto, grupos de cabros con una garrafa instalada en los pastos la plaza publica, así que si ellos podían, ¿Por qué no nosotros? Compramos la garrafa pero no la bebimos allí, solo la degustamos, seguimos a unas mujeres por ahí invitandolas a ninguna parte y nos siguieron unas pendejas que por mucho que paráramos no nos quisieron nunca alcanzar.

Asi pasaron los días de un verano bacan hasta que llego el dia de partir totalmente desfinanciado, se que los otros cabros que andaban le hubiesen pagado el pasaje al parra, pero el igual prefirió irse con nosotros, a deito no más, total en caso de quedar tiraos teníamos carpas así partimos después que este gueon se robara una botella de ron tipo jamaica, fue como la cuarta vez que lo hizo y ya se había acostumbrado, la cosa funcionaba que yo y pachanga comprábamos cualquier guea, un huevo o unos panes, y el se dedicaba a lo otro, se hizo tan experto que la ultima vez no necesito que nosotros comprásemos nada, tampoco teníamos dinero para comprar.

Estando en el camino ya, nos sacamos unas fotos que no se si habrán sido rescatadas o reveladas, nunca más las vi. En un delirio de sed y cansancio parra vio unas uvas a las que se arrojo como un animal desesperado, sacando y comiendo, era tan gracioso ver todo aquello que una señora que observaba nos llamo y dijo: a ver mijitos como van a estar comiendo esas uvas verdes” y mando a su viejo a buscar uvas maduras le agradecimos de todo corazón y seguimos el camino, solo conseguimos que nos llevaran por tramos cortos pero estaba bien así, sabíamos que una vez llegando a la ruta 5 ya era mas fácil que nos llevaran por un tramo mas largo. En una, antes de llegar a la ruta, paso una familia en un auto hicimos dedo y nada, obviamente no había donde echarnos arriba, pero un niño que iba atrás nos arrojo una botella a lo que pachanga reacciono emputecido y comenzó a echar chuchadas a un auto que ya se perdía en el camino, yo sospeche que la gente no puede estar toda así de muerta y al acercarme a la botella (de 200 cc) pude comprobar que mis sospechas estaban en lo cierto, la botella, de bebida, estaba llena y sellada, era demasiado tarde para que nos oyeran pero, gracias niño, un sorbo para cada uno.

En la carretera el sol ya estaba ocultándose faltaba mucho aun, raspamos la hoya en la que habíamos cocinado el arroz antes de partir y nos comimos medio pan con arroz cada uno, pensamos seriamente en armar la carpa por ahí y cocinar algo pero no teníamos agua, solo una botella de ron tipo jamaica, ¿Por qué teníamos que ser tan borrachos? Justo cuando limitábamos con la desesperación, paro un camión, los tres arriba. Ya una vez en penco, después de un largo camino y conversa con el camionero el pachanga, menos mal había guardado una luka con la que podíamos tomar una micro para tome, con la pinta de cansados y chatos que andábamos fijo nos llevan por luka,

Por fin habíamos pasado todo y ya nos dirigíamos a casa, a dormir sobre un colchón a comer, a cagar aunque por supuesto antes nos fuimos a la mesita a matar algo de ese ron y a fumar los últimos caños que me quedaban.

Fue el parra el que insistió en que fuéramos a darle el bajo a la de ron, veli y yo ya estábamos chatos, pero que tanto aun no era tan tarde y ya que quedaba marihuana vamos pa la mesita no ma´. Cuando conocí al parra, en Rafael presentado por un amigo común, me sorprendió lo bueno que era para chupar, y mas que eso, el orgullo que tenia de eso, y sin haber leído nunca a bukowski, la cago, fue un enamoramiento a primera vista. Cuantas veces no me engaño para que fuera a su casa con la promesa de que tenia medio cañito por ahí, solo para llegar y encontrarme que no tenía nada excepto la intención de comprar un par de chelas, yo igual me dejaba engañar por que me gustaba ir para su casa. Me sentía bien ahí, me agradaba su abuela, su madre, que siempre me recordó a la mía y su hermano chico, que imitaba la parra hasta en la manera de burlarse de los demás. Siempre yo fui mas bueno para la marihuana que el y el mas bueno para el copete que yo, una vez fue a buscarme a mi agujero y yo estaba con el chirimoya fumando, habíamos quedado el día anterior de ir a tomarnos algo a Bellavista. Cuando le ofrecimos del pito el dijo “no, que tengo que estudiar después”, a lo que agrego “ya apúrate po’ burro que tengo una botella de pisco pa que nos tomemos”… el chirimoya hasta el día de hoy se acuerda de la talla, cuando le pregunto que como no quería fumar por que debía estudiar y sin embargo si quería chupar, el chico le respondió que volao no podía.

Una vez soñe al chico parra en la larga fila que daba a los protones dorados del cielo, el se adelantaba y con garrafa en mano le alegaba a san pedro que el estaba adentro ya y que no pensaba pagar entrada, después de tanto alegar lo dejaban entrar y el comenzaba a gritar ¡¡el infierno es el cielo que esta de fiesta!! Una y otra vez. No pude ver mas allá, mis creencias me dicen que no habrá ningún bar donde nos volvamos a encontrar ya todo lo que fue, lo lindo de la amistad ya esta solo esparcida en recuerdos, cuando me lo contaron no lo podía creer, primero mi madre y ahora mi mejor amigo, crueldad del destino maraco. Ahora aunque yo no crea en nada de eso, se que mi madre tiene a un hijo en el cielo.

No hay comentarios: